martes, 12 de julio de 2011

La Doble Pérdida de Kantor Sardiñas




Wilfredo Israel Sardiñas murió el primer domingo de julio de este 2006 en Miami, a los 56 años de edad. Ya no era Israel, el de Los Van Van, sino un sonero de nombre exótico y cosmopolita a la vez, Israel Cantor, a tono con una sugerencia que le hizo veinte años atrás en Nueva York Johnny Pacheco, como para exorcizar la brújula que alguna vez lo había guiado a figurar entre las promisorias voces de la música popular bailable cubana y que perdió dando tumbos en las procelosas aguas de un mercado donde su mayor credencial fue precisamente la de haber militado con las huestes de Juan Formell en tiempo de renovación.
Siendo Kantor, Israel tuvo un segundo momento de gloria al participar en la grabación de Tropicana All Stars que obtuvo una nominación al Grammy Latino 2004 como Mejor álbum de Música Tropical Tradicional (To El Barbaro del Ritmo) y en el disco Tradición, de la misma agrupación, nominada al Grammy anglo en la misma categoría pero en el 2006. En ambos casos su voz abordó con fidelidad y frescor temas que se hicieron antológicos en la interpretación de Benny Moré en el primer disco y clásicos de Julio Gutiérrez, Arsenio Rodríguez y Ernesto Lecuona, entre otros autores, en el segundo título.
Esas virtudes de Israel fueron reconocidas por una crítica que no las tuvo todas con la orquesta. En febrero del 2003, cuando se realizó el espectáculo en vivo del homenaje a Benny en Miami, El Nuevo Herald encabezó una nota al respecto con el título: “Un concierto de muchos para brillo de pocos”.
Israel había nacido en Alturas de Canasí. Comenzó a estudiar guitarra y percusión desde muy temprana edad y en 1973 debutó con el grupo Columna Juvenil. Su carrera profesional ascendió al ser fichado en 1978 por Los Yakos y luego dio el salto definitivo con la orquesta Los Van Van, donde le dio el tono a dos de los grandes temas de Formell, Por encima del nivel más conocido como Sandunguera, y Seis semanas, que había sido grabado anteriormente por Lázaro Murúa.
Formell supo estimular el talento creativo de Israel al punto que incorporó al repertorio de la orquesta los temas de su autoría Vine a verte y Hoy qué quieres de mí, ambos con buen impacto público en los 80.
En 1983 abandonó a Los Van Van durante una gira por México. Trató de introducirse en los circuitos salseros norteamericanos, pero aún cuando contó con el respaldo de Pacheco y el mítico Héctor Lavoe, no pudo instalarse en la primera línea.
A principios de los 90 se le podía ver con su orquesta La Verdad en los centros nocturnos del sudeste mexicano en plan de sobrevivencia, y un poco después probando suerte al calor del boom de la música cubana en Puerto Rico e Italia, hasta que definitivamente se radicó en Miami, donde entre otros grupos, lideró el llamado Havana Son.
La sombra de Los Van Van lo persiguió para siempre. Por mucho que quisiera ser Cantor, Israel siguió siendo Sardiñas para los que una y otra vez le pedían Seis semanas y Sandunguera en los suburbios nocturnos de la nostalgia al sur de la Florida. 

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